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Nave Alfa, January 26, 2010
¡Saludos desde la Nave Alfa! Mucho se ha dicho y escrito sobre la capacidad de algunas personas de contactarse con los espíritus de personas fallecidas, con seres provenientes de las estrellas (como nosotros) o con seres excelsos como los ángeles y los Arcángeles. Hay muchos hombres y mujeres entre ustedes que han logrado desarrollar esa capacidad, ya sea en esta vida mismamente, o a lo largo de muchas vidas. En éste último caso, esa capacidad la habrá tenido esa persona ya desde niño-a, mientras que en el primer caso habrá cultivado esa capacidad ya siendo adulto, a través de ejercicios espirituales definidos y apropiados. No obstante, muchas de esas personas dan un mal uso a esas facultades latentes, ya sea utilizándolas para hacer el mal a otros seres, mediante lo que se conoce como magia negra, o bien aprovechándose de la ingenuidad y la inocencia de otras personas para engatusarlas y extraerles grandes sumas de dinero; en definitiva, para estafarlas. En cualquiera de los dos casos, la Ley del Karma se ocupará de arrebatarles ese poder, esa facultad que les fue otorgada como un regalo, como una dádiva, como un don que no supieron emplear para hacer el bien a los demás. Muchos de ellos, pobres infelices, no aceptarán haber perdido esa “mina de oro” y continuarán fingiendo, como si todavía dispusieran de esos poderes, por lo que finalmente serán tachados de embaucadores, de timadores. Y es que la Ley es muy clara: Cuanto más recibieres, más responsabilidad tendrás y buen uso habrás de dar a aquello con lo que fuiste bendecido. Esa es una máxima universal, queridos hijos, que deberán tener en cuenta todos aquellos que gocen de alguna cualidad especial, de algo que les diferencia de la gran mayoría. Ahora bien, aún entre aquellos que hacen un uso correcto y adecuado de sus facultades especiales, como la mediumnidad, la clarividencia, la clariaudiencia o una telepatía aún incipiente, pero no completa (como la nuestra), en fin, de algún don especial que tengan, aún éstos deberán pasar por un escollo, por una prueba difícil de superar, que es la soberbia, la vanidad y el orgullo. Es muy fácil que un ser que no es aún perfecto, pueda verse a sí mismo como superior a los demás por el hecho de tener ese don, o pueda creerse más cerca de Dios o más agraciado por Él por tener esa capacidad especial. Son muchos, muchísimos, los que sucumben ante ese error fatal. A tales seres, la ineludible Ley Cósmica del Karma se encargará de darles una lección para que se vuelvan más humildes, y estén en una disposición de ayudar a los demás, ¡sin envanecerse ellos mismos! Esa es la razón, queridos míos, por lo que es tan difícil para nosotros encontrar seres que no incurran en tales flaquezas, y que estén dispuestos, sin deseo alguno de protagonismo ni tampoco de afán de lucro, a dedicar todo su tiempo para el contacto con nosotros que logrará, con todos conjuntamente, ayudar a que más y más personas de este planeta maravilloso, puedan acceder ante la Verdad, oculta y manipulada durante ya demasiado tiempo. Como ya dijimos en otra ocasión, esas personas entregadas al Plan Divino y a la manifestación de Sus designios en este plano físico y material, con una actitud de sencillez y humildad en sus acciones, sin dar pompa y publicidad a sus acciones, y sin desear recompensa alguna por su ayuda providencial a la causa, esas personas son más valiosas para nosotros que el oro, los diamantes y las piedras preciosas. Y su ayuda y cooperación para con nosotros es tan formidable y estupenda, que no tenemos palabras para agradecerles su participación amorosa, que muchas veces se hace desde el silencio y sin que sean advertidos por los demás seres humanos. Pero sí son conocidos y están bien ubicados por nosotros, que conocemos el potencial de cada uno de ustedes, pues créanme si les digo que los conocemos mejor que se conocen ustedes mismos. ¿Que conocemos sus flaquezas y sus defectos? Sí. ¿Que conocemos cuáles son sus cualidades y en qué forma nos pueden ayudar mejor? También. Y déjenme terminar este mensaje de hoy, dándoles un consejo a todos ustedes, que los puede ayudar a ser más felices y a sufrir menos de lo que quieren sufrir (fíjense que he dicho quieren sufrir). No se tomen la vida tan a pecho, no se preocupen tanto por cualquier cosa que viene a sus vidas, disfruten más de las cosas pequeñas, salgan más a espacios abiertos y donde estén en contacto con la naturaleza, vivan menos dentro de las ciudades, sonrían más, protesten menos, ¡y fíjense siempre en la belleza que les rodea! ¿Sí lo harán? Pruébanlo, y después reflexionen al terminar el día y cuando se vayan a dormir, si esta actitud les ha ayudado a ser más felices, y a sentirse menos desgraciados por tonterías. ¡Mírense al espejo y háganse muecas, sí, ríanse de ustedes mismos! Cooperen así, siendo ustedes más felices, en hacer que el mundo en que viven sea más positivo, más luminoso y más espiritual. Sean felices, sean felices. Paz y Amor. Channeler: Cristian
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